Cultura

Zyanya Gil, traductora: “Somos puentes entre culturas”

La conmemoración del Día Internacional de la Traducción busca establecer vínculos entre las naciones para promover la paz, el entendimiento y el desarrollo.

La traductora mexicana Zyanya Gil afirma que los traductores son un puente entre culturas Es una afirmación que vale la pena recalcar este 30 de septiembre, fecha en que conmemoramos el Día Internacional de la Traducción.

Gil es especialista en traducir textos del coreano al español. Como muchos amantes de la cultura asiática, ella conectó con Corea a través del cine, según contó al sitio de noticias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Estudió Letras Inglesas en la Universidad Nacional Autónoma de México y en 2010 viajó al país asiático con una beca para aprender su idioma. Más tarde realizó una maestría en Literatura Coreana en la Universidad de Kyung Hee.

Su sueño era convertirse en traductora de ese idioma y fue en su paso por Corea que encontró las oportunidades para hacerlo a través de subsidios.

En una entrevista al medio KBS World, Zyanya Gil contó que su primer libro traducido del coreano al español fue La panadería encantada (2016), de Gu Byung-mo, el cual obtuvo el Premio de la Fundación Daesan.

El trabajo de las personas traductoras como Gil tiene alcances tangibles en las relaciones entre países y sociedades. Es por eso que, en 2017, la Asamblea General de la ONU oficializó la celebración del Día Internacional de la Traducción al adoptar la resolución 71/288. A través de esta declaración formal, asentó que la traducción permite establecer vínculos entre las naciones para promover la paz, el entendimiento y el desarrollo.

El mismo año, la Fundación Italia Morayta realizó el “Estudio de encuesta sobre la traducción y la interpretación en México”, el primero de ese tipo en el país. El análisis buscaba indagar en algunos aspectos de quienes desempeñan esta labor en México, como su perfil profesional, sus áreas de especialidad, la forma en que se retribuye su trabajo y sus percepciones acerca del futuro de la profesión, entre otros.

De acuerdo con los datos recabados, considerando sólo el rubro de la traducción, en ese momento 68.38 por ciento de las personas dedicadas a esta profesión eran mujeres, mientras que 31.62 por ciento eran hombres. La encuesta también señala que el 23.06 por ciento de este gremio indicó obtener entre 91 y 100 por ciento de su ingreso de esa actividad. Sin embargo, se señaló que el 8.62 por ciento traduce de manera no remunerada. En cuanto a las áreas de especialidad más comunes entre traductores están el derecho, la medicina y la educación. La literatura ocupaba únicamente un 5.78 por ciento.

Para Gil, la traducción no es solamente literal. El traductor ayuda a que las diferencias entre culturas no sean una barrera para acercarse a otros a través del idioma. Se ocupa de conocer “qué preocupaciones tienen en otro lugar, qué comida comen, por qué para ellos es importante algo que para nosotros a lo mejor es intrascendente. Todo eso es el rol del traductor: acercar esta cultura, estos textos a las y los lectores. Eso es lo que me fascina de la traducción y de la literatura”, comentó la traductora.

Generar vías y espacios de lectura resulta de vital importancia y la traducción es uno de los caminos para ampliar el panorama literario. En el caso de Zyanya Gil, quien ha realizado traducción lo mismo de literatura para adultos como libros de literatura infantil y juvenil, apunta que no se debe minimizar el traducir para este último sector, pues es una labor que, además de fascinante, resulta vital: 

“Traducir para la infancia es casi como traducir poemas: con pocas palabras debes transmitir toda una historia. Además, los niños perciben cuando se les habla como si no entendieran, y lo rechazan. Hay que hablarles con respeto, como personas inteligentes y compartir con ellos conceptos importantes de la vida, es lo que me gusta de la literatura infantil”.

Entre las obras que Zyanya Gil ha traducido del coreano al español también se encuentra ¿Dónde está mi hija?, que recientemente se añadió al catálogo del Club de Lectura de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, el cual promueve historias que inspiran a cuidar el planeta, promover la igualdad y construir un mundo mejor para todas las personas.

El libro fue escrito por la polaca Iwona Chmielewska, una escritora que ha adquirido popularidad en Corea, cuenta Gil. “El libro está ilustrado con retazos de tela que se trajeron desde Polonia. Es un libro que nos habla de una niña que es fuerte, divertida, que puede ser vulnerable, puede tener miedo pero a la vez es muy valiente [...] Al final nos muestran que es una niña en silla de ruedas, pero no tienen que decirnos que es diferente o marcar la diferencia para hacer el libro especial”.

PCL

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Patricia Curiel
  • Patricia Curiel
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  • Estudió Comunicación y Periodismo en la UNAM. Escribe sobre arquitectura social y el trabajo de las mujeres en el campo de las artes. Cofundadora de Data Crítica, organización de investigación periodística que produce historias potenciadas por análisis de datos.
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