Espectáculos

Bad Bunny, directamente del Coliseo al Super Bowl

El lunes 29 de septiembre se anunció que el show del medio tiempo del Super Bowl el próximo 8 de febrero estaría encabezado por Bad Bunny.

Apenas el 20 de septiembre, Bad Bunny cerró su histórica residencia en Puerto Rico. Fueron 12 las noches completamente vendidas en las que se presentó en el Coliseo José Miguel Agrelot, frente a 300 mil asistentes y con boletos agotados en cuestión de horas. La derrama económica que dejó en su país se estimó en más de 120 millones de dólares. Los hoteles reportaron ocupación récord y los restaurantes y bares estuvieron a reventar todas las noches.

No sólo miles de turistas de todo el mundo, sino también importantes personalidades del medio, como el también boricua Ricky Martin y los españoles Penélope Cruz y Javier Bardem que viajaron a esta ciudad únicamente para vivir el fenómeno.

La presencia de Bad Bunny en su tierra no incluyó sólo una serie de exitosos conciertos, se trató de un acontecimiento cultural, social y económico que convirtió a San Juan en el epicentro musical del mundo durante casi un mes.

Con ese telón casi recién cerrado, mirando fijamente a la cámara en un close-up que se va abriendo hasta mostrarlo sentado sobre un poste de gol de campo y con un atardecer puertoriqueño de fondo, se anunció que Benito será el headliner del show de medio tiempo del Super Bowl, el próximo 8 de febrero, que claramente no es cualquier escenario. Hablamos de la plataforma más vista del entretenimiento a nivel mundial, con más de 100 millones de espectadores en vivo y un alcance cultural que trasciende generaciones y (también) genera miles de millones en publicidad, turismo y consumo.

El espacio ha sido ocupado antes por muchos otros que, al llegar ahí, se consideraban gigantes: Michael Jackson, Beyoncé, Madonna, Prince, Shakira y Jennifer Lopez. Todos con carreras internacionales y un peso simbólico para el momento que vivían, pero nunca antes un hispanohablante como una única figura principal.

Shakira y JLo, por ejemplo, compartieron escenario mezclando canciones en inglés y español, en representación de la población latina. En aquel 2020, las tensiones eran distintas a las de la realidad actual.

Hoy, bajo las circunstancias que ya todos conocemos, Bad Bunny llega para continuar y profundizar ese camino, pero con un matiz diferente; él no llega desde Miami ni desde Hollywood, llega después de haber llevado a Puerto Rico a lo más alto; un territorio que a pesar de ser parte de Estados Unidos, vive constantemente la tensión de ser tratado como “colonia” y no como igual, con una historia de desigualdad y limitaciones.

No es lo mismo Super Bowl que concierto en EU

El contexto previo lo hace posiblemente más potente. Hace apenas unos meses, Benito Antonio Martínez Ocasio decidió cancelar todos sus conciertos en Estados Unidos a manera de protesta frente a las políticas migratorias que hoy afectan a millones de latinos. Aquello fue interpretado como un acto de resistencia y solidaridad.

En lugar de regresar con una gira de múltiples fechas, que probablemente replicaría el éxito reciente, vuelve para plantarse en el escenario más simbólico posible, como quien se niega a entrar por la puerta chica y prefiere tomar la principal de una y para que todo el mundo lo vea.

Ahí está lo verdaderamente poderoso: un artista puertorriqueño, que canta en español, que no ha suavizado su identidad ni su música para encajar en ningún mercado, será el rostro del espectáculo más grande de la televisión estadounidense. Y aunque para nadie es un secreto que esto, como casi todo, tiene que ver principalmente con el dinero, resulta ser también un guiño a la diversidad y una declaración de que la cultura latina, a pesar de los pesares, sigue sin pedir permiso para ocupar el centro del escenario.

Más allá del gusto musical de cada quien y de la batalla principalmente generacional que el anuncio ha desatado, es importante estar abiertos a la posibilidad de ver un medio tiempo que tiene potencial para ser mucho más que un espectáculo visual y musical. Con suerte, el Conejo Malo además de entretener, logre convertirlo en un statement cultural y político. Si algo ha demostrado en su carrera es que no le tiembla la mano para usar su plataforma con ese fin.

Bad Bunny canta en español, con esa voz tan peculiar, que se reconoce desde los primeros acordes. Usa sin pudor códigos y referencias que, como él, nacen en Almirante Sur, y escribe letras que han incomodado a muchos. Sin embargo, su disco más reciente, todavía más caribeño y versátil, le valió la entrada al gusto de varios más que estaban renuentes a escuchar su música.

Su presencia en el Super Bowl puede funcionar como un recordatorio fuerte y claro de que la música latina ya no es sólo una invitada ocasional ni secundaria, sino una fuerza transformadora que ya no se puede ignorar, porque también llena estadios, rompe récords de streaming y mueve economías enteras, como lo demostró en su tierra quien probablemente sea el artista urbano más influyente del momento.

MGR

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Verónica Gonsenheim
  • Verónica Gonsenheim
  • [email protected]
  • Nació en la CDMX en los años ochentas, pero le hubiera gustado nacer en los veintes. Su título dice que es comunicóloga, aunque también escribe, traduce y juega a la Miss en sus ratos libres. Es cursi de closet; le gusta escuchar historias ajenas y subrayar frases sueltas. Si el mundo se le enreda mucho, camina, y si todo se pone muy de cabeza, le gusta tomar una maleta y salir a dar el rol.
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