Opinión
Alicia Ivette Sierra Sosa
Alicia Ivette Sierra Sosa
  • [email protected]
  • Directora de Liderazgo Académico de la Universidad del Noreste Lic. Filosofía y Letras Máster en Gestión Universitaria Máster en Dirección de Instituciones Educativas
  • La tríada del siglo XXI

    imagen firmas pluma
    La inteligencia emocional nos permite reconocernos como seres sensibles, desarrollar empatía, autorregulación y vínculos sanos.
  • El futuro no se improvisa

    imagen firmas pluma
    Para el año 2030, los líderes educativos deberán desenvolverse en entornos aún más digitalizados, volátiles y exigentes.
  • Compromiso que perdura

    imagen firmas pluma
    La resiliencia no es ausencia de dolor ni garantía de éxito. Es la capacidad de resistir sin romperse, de adaptarse sin perder el rumbo, y de volver más fuerte después de cada caída.
  • ¿Falta de motivación o de conexión?

    imagen firmas pluma
    En entornos educativos y profesionales, solemos asumir que quien pierde motivación necesita más incentivos, retos o reconocimientos. Y sí, esos elementos pueden ayudar.
  • La transformación comienza en la sala de juntas

    imagen firmas pluma
    La verdadera transformación educativa no inicia con una nueva planeación o una clase innovadora. Comienza en la sala de juntas, donde se define el rumbo de una institución.
  • Liderazgo para el aprendizaje

    imagen pluma firmas
    “Liderazgo para el aprendizaje” propone un liderazgo ético y compartido como vía de transformación educativa real.
  • Tu equipo es tan bueno como tu liderazgo

    imagen firmas pluma
    El liderazgo no es solo dirección: es inspiración, escucha activa, claridad en las expectativas y, sobre todo, coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
  • Cuando el docente pierde el control

    imagen firmas pluma
    Los docentes somos espejos emocionales para los alumnos. No enseñamos solo matemáticas o historia: enseñamos cómo reaccionar ante el conflicto, resolverlo y dialogar.
  • Lecturas que transforman

    imagen firmas pluma
    La creciente despersonalización de las relaciones humanas, sumada a los desafíos de la transformación organizacional, demanda una evolución profunda en la manera de ejercer el liderazgo.