El ambiente de polarización llegó a los libros de texto gratuitos. A menos de 30 días de que inicie el ciclo escolar 23/24, los libros se encuentran en bodegas y no se han repartido en las escuelas por un amparo que tramitó la Unión Nacional de Padres de Familia por no ajustar sus contenidos a lo estipulado en la Ley, amparo que será violentado como ya anticipó el Presidente. No escribiré del contenido de los libros, porque solo los conozco a través de algunas citas que se han publicado o de las expresiones retadoras del Director de Materiales Educativos de la SEP, Marx Arriaga.
Pero si voy a opinar sobre el tipo de educación que quisiera para nuestros niños: que los libros y los maestros los lleven de la mano para lograr tener una lógica matemática; que los introduzcan a las nuevas herramientas del conocimiento científico; que no solo lean bien, sino que comprendan y entiendan su lectura; que conozcan los procesos y ciclos de la naturaleza y que aprendan a respetarlos; que sepan de las diferentes corrientes ideológicas y de pensamiento; que sean capaces de razonar y entender los acontecimientos de la historia en su contexto, que sean capaces de hacer un análisis crítico. Que tengan acceso a idiomas, que aprovechen su aptitud digital, que viajen virtualmente para conocer las grandes maravillas del mundo, los mejores museos, conozcan a los grandes pensadores y personajes. Que sean aspiracionistas para ser mejores personas, responsables, con ética y civismo.
Hace ruido que el proceso para definir el contenido se haya hecho en los oscurito, que no estén avalados por un comité editorial de expertos como lo marca la ley General de Educación, pasando por evaluaciones y programas piloto, y el que todo se tenga reservado por cinco años, habla de la intención de ocultar los resultados. Todo eso da mucho que pensar mal.
Pareciera que al gobierno no le interesan los niños (no votan), no le interesa la educación, ahí está el nombramiento de la maestra Lety (100% leal), perdimos dos años escolares por la pandemia, y no se ha presentado un plan para recuperarlos. Al parecer en este sexenio todo se reduce a la política electoral, lo demás que “ruede”, aunque se afecte el futuro de miles de niños en México.