La sobrepoblación de hasta 520 por ciento en algunos penales del Estado de México ha originado no solo a los llamados “vampiros” –reos que se amarran a los barrotes de la celda para dormir de pie ante la falta de espacios–, sino también problemas de insalubridad, enfermedades como la micosis y hasta la presencia de fauna nociva en los dormitorios, como ratas, denunció el Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero.
Con datos de los Cuadernos Mensuales de Información Estadística Penitenciaria Nacional, con corte al mes de agosto, el nivel de sobrepoblación en la entidad es superior a 150 por ciento, que en términos absolutos se traduce en un déficit de 22 mil 428 lugares.
Familiares sostienen a internos ante carencias en penales
Esto provoca no solo la insuficiencia de literas, sino también de comida, por lo que son los familiares quienes deben proporcionar semanal o mensualmente artículos personales a los internos.
A partir de cuestionarios aplicados en diversas cárceles, el Centro Zeferino Ladrillero ha documentado varias carencias al interior, provocadas por el hacinamiento y la falta de condiciones adecuadas para la readaptación social.
Están presentes casos de hongos en la piel, ratas en los dormitorios y comida de mala calidad, entre otras deficiencias.

Urgen reformas
Fabiola Vite Torres, del Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero, encargado de apoyar la defensa de personas de pocos recursos e injustamente presas, advirtió que urge atender dos grandes problemas: la sobrepoblación y la reforma del Código Penal para eliminar las penas excesivas que, señaló, van en contra de la readaptación social.
La prisión preventiva o castigos de 70 años de cárcel han originado penas prácticamente impagables en una vida.
“Hemos visto sentencias de hasta 136 años; si lo pensamos, tendría que pasar una persona casi tres vidas para poder compurgar esa condena, lo cual se convierte en una lápida para las personas privadas de su libertad”.
Además, les niega la posibilidad de acceder a beneficios contemplados en la Ley de Ejecución de Penas, porque la cantidad de años que les han dictado materialmente lo impide.
“La legislación mexiquense no tiene como finalidad la reinserción; su perspectiva es punitiva. Es una entidad donde dictan la prisión oficiosa como si se tratara de un vaso de agua”, acusa.
El Estado de México, consideró Vite, no puede seguir con las penas más altas del país.
“Necesita solucionar sus problemas de sobrepoblación, evitar que la justicia se convierta en una puerta giratoria donde, por una, salen unos y, por la otra, entran otros, de manera que la tendencia, aun con las preliberaciones y amnistías en los últimos años, se mantiene al alza”.
José Antonio Lara Duque, del referido centro, refirió que la tendencia en los penales mexiquenses es al alza. En enero de 2015 la población, entre reos del fuero común y federal, era de 24 mil 672 internos en la entidad; hoy son 37 mil 132, pese a que se otorgan beneficios de prelibertad, traslados a otros centros o liberaciones por inocencia.
“Nosotros, desde 2020, hicimos una proyección con datos del Inegi, la CNDH, la Codhem y Seguridad Pública, donde advertimos que existen personas con categorías sospechosas de discriminación: personas indígenas que no tienen acceso a educación ni a derechos económicos, sociales y culturales; es decir, trabajo digno, salario, etcétera, de condición social vulnerable. Ese conjunto era, en el año 2020, de al menos 19 mil 500, con una población penitenciaria de más o menos 34 mil personas privadas de la libertad en la entidad. Hoy, a cinco años, el sistema penitenciario tiene prácticamente 40 mil personas y la tendencia no cambia”, aseveró.

Solo dan embutidos
La presidenta de la Comisión de Igualdad de Género en el Congreso local, Zaira Cedillo, refirió que 60 por ciento de la población presa es de escasos recursos y bajo nivel educativo.
En los centros de reclusión, señaló, la sobrepoblación obliga a algunos internos a dormir parados, amarrados a los barrotes para no caer.
Fabiola Vite Torres, del Centro Zeferino Ladrillero, indicó que a estas personas se les conoce como “vampiros”, quienes simplemente no tienen espacio para dormir.
Además, el alimento que se les da está en malas condiciones, lo cual propicia intoxicaciones, al grado de que los internos optan por no comerlo y piden a sus familias que les lleven alimentos.
Pero entonces se aviva la corrupción: se debe pagar para que les permitan ingresar comida durante las visitas.
“En la comida no les dan ni siquiera una pieza de pollo, es prácticamente agua. En los penales femeniles les dan muchos embutidos, salchichas, cosas que tienen impacto negativo en su salud; pero es lo que rinde, lo más barato”.
Familias gastan mil 500 pesos semanales para sostener a internos
Entre pasaje, alimentos y “mordidas”, cada familia gasta mil 500 pesos a la semana en llevar a su familiar papel, jabón, peine y otros artículos de higiene personal que no les cubre la estancia en el penal.
“Uno de los testimonios más fuertes que tenemos es que uno de los penales, el de Barrientos, en Tlalnepantla, está infestado de ratas. En el área de mujeres, una interna nos compartía que se le metió una rata mientras dormía y la mordió”.
Lo anterior refleja las condiciones totalmente insalubres, pero eso no es todo, explican:
“Hay un problema de salud pública, le llaman el hongo carcelero; es una especie de hongo que les va carcomiendo la piel por la humedad, las condiciones insalubres e incluso por la oscuridad en los lugares de castigo”.

Están en el Edomex 15 de cada 100 presos
Con base en el Cuaderno Mensual de Información Estadística Penitenciaria Nacional, al mes de agosto de este año la población total en los penales estatales y federales del país era de 252 mil 466, de los cuales el Estado de México tiene la población más grande, con 37 mil 132 personas privadas de su libertad; en segundo lugar está Ciudad de México, con 26 mil 858, y en tercero, Baja California, con 14 mil 391.
Tan solo en agosto ingresaron mil 629 personas a las prisiones mexiquenses y egresaron mil 406, por lo cual sigue el crecimiento en los centros penitenciarios estatales y el federal. El Estado de México es la tercera entidad con más ingresos a sus prisiones, solo superada por Baja California con 2 mil 100 y Ciudad de México con mil 994.
Del fuero estatal, en el Estado de México están internas 35 mil 761 personas, de las cuales solo 27 mil 519 están sentenciadas y los 8 mil 242 casos restantes están en espera de una resolución final… que puede tardar varios años.
El Estado de México es la entidad que tiene más centros penitenciarios estatales, con 21, seguido de Veracruz con 17 y Puebla con 16.
Sobrepoblación de hasta 523%
En las prisiones mexiquenses solo hay espacio formal para 14 mil 481 personas, pero su población es de 37 mil 132, es decir, existe una diferencia de 22 mil 651, lo que representa 156 por ciento de sobrepoblación.
Por número de personas internas, el Estado de México se coloca a la cabeza, pero también en lo que se refiere al número absoluto de sobrepoblación; solo en términos porcentuales es superado por Nayarit, con 175.62 por ciento, pero en este caso solo les hacen falta 2 mil 60 lugares.
En números absolutos, el Estado de México es el que adolece de más espacios, con una carencia de 22 mil 651; en segundo lugar está Sonora, con 6 mil 316; y en tercer lugar Durango, con 2 mil 477. Hay 15 entidades con un déficit menor y existen 14 en las cuales quedan lugares libres; en eso destaca Tamaulipas, con 2 mil 52 vacantes.
En total, solo 18 de las 32 entidades tienen problemas de sobrepoblación y, de estas, el Estado de México concentra 47.55 por ciento del problema.

De los penales mexiquenses, solo cuatro no tienen dificultades de sobrepoblación: Sultepec, la Penitenciaría Modelo, Neza Norte y Neza Sur. En contraste, en el caso de Chalco, con solo 591 espacios, tiene a 3 mil 95 personas internas, lo cual representa un índice de sobrepoblación de 523.69 por ciento: el más alto de todo el país.
Otros penales con graves condiciones son el de Zumpango, con 498 por ciento de sobrepoblación, al haber sido diseñado para 120 personas y tener en ella a 598; Jilotepec, con 86 camas, tiene una población de 324, lo que representa un índice de excedente de 376.74 puntos porcentuales, y en el caso de El Oro se va de 90 a 329, es decir, 365.56 por ciento de hacinamiento.
También está el caso del penal de Tlalnepantla, donde debieran tener un máximo de mil 539 personas, pero ahí están privadas de su libertad 4 mil 384, lo que significa 284.86 por ciento de sobrecupo.
El caso de Ecatepec es de 245.85 por ciento, porque cuenta con 4 mil 359 internos, donde solo hay lugar para mil 773, y en Nezahualcóyotl Bordo-Xochiaca la sobrepoblación es de 213 puntos, porque en lugar de respetar el límite de mil 834 personas privadas de su libertad, tiene a 3 mil 907.
Todo, con las consecuencias mencionadas que parecieran parte de su castigo, donde su salud es el precio a pagar.
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