Política

Muñoz Ledo, el político con el récord de militancia en cinco partidos políticos

Referente y ejemplo, bueno o malo, de convicciones propias que lo tornaron cambiante y proclive a cambiar alianzas, falleció hace dos años

Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega tuvo una larga trayectoria política, tan extensa como su nombre. Fue el primero en muchas cosas: en interpelar a un Presidente, en renunciar al entonces todopoderoso PRI, cuando en verdad era un reto al Estado; en pertenecer a cinco partidos y seguramente será el único político en la historia de México en presidir al PRI y al PRD en sus mejores momentos y arañó encabezar Morena.

Muñoz Ledo supo ser funcional, crítico y navegar desde el sexenio de Adolfo López Mateos, hasta el de Andrés Manuel López Obrador, 69 años. Lo mismo siendo parte del gobierno de priistas; panistas, opositor de éstos y hasta de Morena.

Artífice y víctima del sistema que concibió y ayudó a construir. Jugó bajo las reglas no escritas de la política que lo marginaron en varias ocasiones cuando estaba a punto de dar el salto decisivo como convertirse en candidato presidencial en 1982, gobernador de Guanajuato 1991 o dirigente de Morena en 2020. Hace dos años que Porfirio Muñoz Ledo abandonó su lucha política en solitario, solo la muerte lo alejó de la palestra. Pero su figura es referente y ejemplo, bueno o malo, de convicciones propias que lo tornaron cambiante y proclive a cambiar alianzas que algunos tildaron de traición.

Muñoz Ledo militó y fue candidato a diversos cargos en el PRI, el PRD, el PARM, el Partido del Trabajo y Morena. El único con un recorrido de ese tamaño es Ricardo Monreal, hoy en las filas de Morena, pero antes de Convergencia, el PT, el PRD y el PRI.

Muñoz Ledo pasó de la amistad a la disciplina partidista con Luis Echeverría, del desprecio a la humillación con Miguel de la Madrid, de priista a democratizador con Cuauhtémoc Cárdenas y como perredista levantó la mano de Vicente Fox en aquella lejana contienda de 1991, cuando el panista inició su carrera política que culminó en la alternancia en el año 2000.

En 1991 trazó el camino que varios después seguirían como el ex presidente Andrés Manuel López Obrador, de buscar la candidatura de una entidad donde no nacieron y es que ese año inició una batalla legal para obtener el registro de candidato del PRD en Guanajuato, la cual, ganó y que le permitió convertirse en instrumento para que el PAN, vía Vicente Fox, comenzara a construir su bastión.

Nació en la Colonia Del Valle, en la Ciudad de México el 23 de julio de 1933, sus padres fueron maestros de primaria y desde temprana edad su vida estuvo marcada por la política.

Del tartamudeo a la oratoria

En una entrevista con Elisa Alanís para su canal de YouTube, recordó que compartió primaria con los hijos de los ex presidentes, Miguel Alemán y con el de Lázaro Cárdenas, con quien más tarde volvería a unir su camino.

“Doña Amalia llevaba a Cuauhtémoc a la escuela en un Studebaker negro. Él estaba un grado después que yo, porque es un año menor”, evocó.

Aquel hombre que más tarde no dudaría en calificar y tildar a sus rivales, que declamaba e interpelaba como nadie, de niño tuvo que superar su tartamudez de la mano de su madre Ana Lazo de la Vega.

“Los métodos que usó mi madre me dieron dicción, tono. Mi madre tuvo el método de hacerme leer en voz alta, porque se me apagaban las explosivas, la ¡P! No me salían, me quedaba trabado. Mi madre me hizo empezar a leer en voz alta. Esa era la solución para ella y se dio. Entonces, luego me hizo leer lectura de velocidad: 200 palabras por minuto y en la primaria fui el campeón de oratoria y luego salió solito”, presumió.

Ese don que pulió lo llevó a declamar poesía, participar en obras de teatro y hasta a dar clases de oratoria en la UNAM, en donde afirmaba: “primero les voy a enseñar a pensar, primero hay que decir cosas”.

Se definía como “tímido íntimo, pero aventado social” y como “bailarín natural”, lo que también en sus primeros años lo llevó a ser coreógrafo de bailes de XV años junto con su hermano Arturo.

Su tarjeta de presentación, presumió era más o menos así: “Arturo y Porfirio Muñoz Ledo. Bailes de XV años. Cuotas por adelantado”.

Esta otra pasión también lo llevo a ganar campeonatos de baile en donde los ritmos del mambo eran sus predilectos. Pero no solo eso, gracias a que sus padres también eran profesores de educación física patinó, nadó y boxeó, pero “en ningún deporte destaqué”.

Pero en lo que sí destacó fue en su pensamiento crítico, el cual afirmó lo llevó a ocupar sus primeros puestos de gobierno en la secretaría de Educación Pública con Jaime Torres Bodet.

Uno de los puntos más altos de Porfirio fue en el ocaso del sexenio de Luis Echeverría, pues llegó a la recta final junto con José López Portillo para ser elegido por el mítico “dedazo”.

En sus memorias recordó que Echeverría fue a visitarlo a su casa y le comentó que su jardín, “es muy pequeño para recibir contingentes”, en ese momento Muñoz Ledo creyó que “el dedo me había iluminado. Y compré el terreno de atrás”. Sin embargo, el mandatario se decantó por López Portillo, quien le abrió las puertas en el servicio exterior al nombrarlo Representante Permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En ese periodo protagonizó un incidente diplomático en Nueva York en el año de 1985, cuando el empresario estadunidense Steven Goldstein lo denunció por amagarlo con una pistola con la que golpeó y estrelló el cristal de su automóvil, supuestamente por haber ocupado parte del espacio de estacionamiento reservado para el automóvil de Muñoz Ledo.

El hecho, negado por Porfirio, provocó la protesta del gobierno estadunidense a través de su embajador en México John Gavin, el caso finalizó con su relevo en el cargo.

Aunque regresó a México sin cargo público, inició una disidencia crítica a la falta de democracia interna del PRI, junto con Cuauhtémoc Cárdenas e Ifigenia Martínez, que acabó con la fundación del PRD.

Para Muñoz Ledo, Carlos Salinas de Gortari “manipulaba el coco” del entonces presidente Miguel de la Madrid, a fin de mantener el “dedazo” hacia su persona.

“En una comida en la casa de Adolfo Lugo Verduzco, les dije a los muchachos, a todo el PRI: tenemos otras ideas, somos de otra generación, somos una corriente democrática. Nosotros queríamos a Cárdenas como candidato del PRI. Pero nos cerraron las puertas y fue cuando empezó a surgir el Frente Democrático Nacional”, rememoró.

Hasta sus últimos días y a pesar de compartir movimiento con el autor del fraude electoral: Manuel Bartlett, Porfirio afirmó que Cárdenas ganó las elecciones presidenciales de 1988, pero la tibieza del hijo del general Cárdenas para presionar al gobierno de De la Madrid en las calles evitó su triunfo.

“Estaba convencido de que se podía cambiar de régimen sin las armas. Ese era el tema. El PRI decía 'siempre llegamos al poder por una revolución y no saldremos hasta que haya otra'. Tenía la convicción de que podíamos tirar al gobierno sin armas, ¿Cómo? Aprovechando toda nuestra fuerza. Teníamos varias ideas, por ejemplo:
“Llenar las calles de México de personas acostadas. Había mítines que llenaban la Plaza de la Constitución, teníamos la plaza pública. Hicimos un discurso para Cuauhtémoc que debía decir: ‘Convoco al país el primero de diciembre a tomar la Ciudad de México e impedir que un impostor entre por esa puerta’. Pero él dijo ‘¡No! Se impondrá la democracia mexicana´. Ese fue el punto”.

— ¿Tú querías ir con fuerza?

"Claro. Mi idea era acostarnos en la Plaza de la Constitución. Estaba seguro de que unos 2-3 millones de campesinos, y otro millón de personas podíamos bloquear la Ciudad de México. Lo hubiéramos hecho. Miguel (De la Madrid) no iba a mandar los tanques. Sí se rajó el día del terremoto, se escondió, no fue capaz de resolver ese día, el primer día sin gobierno en el país. Entonces no tenía como hacernos frente".

Ese impulso lo llevo como senador por el PRD a participar en la sesión solemne por el sexto informe de gobierno de Miguel de la Madrid y donde volvió a marcar la historia.

La Revista Cámara lo recuerda así

Eran las 13:50 horas, Miguel de la Madrid comenzaba la lectura del tradicional mensaje político del informe; de pronto, el senador del Frente Democrático, Porfirio Muñoz Ledo, se levantó de su escaño para interpelar al titular del Ejecutivo, lo que sucedía por primera vez en la historia de México: interrumpir al Presidente.

Nada que dudar. Decidido, interrumpió la ceremonia máxima de un Presidente de la República, el Informe de Gobierno. “¡Solicito una interpelación al señor Presidente…Ciudadano Presidente, con todo respeto!”.

Una confusión sin precedente inundó el mítico salón. Desde la tribuna, Miguel Montes intentaba silenciar a Muñoz Ledo: “señor senador, sea honorable. Usted no tiene derecho a interrumpir el informe del Presidente de la República porque esta no es una sesión de Cámara, sino de Congreso General y no hay derecho a interpelación!”.

EI primer mandatario trataba de reanudar su lectura. La oposición, de pie, puños e índices acusadores en alto, gritaban “¡Esto es un estado de sitio! ¡Que hable Porfirio, que hable!”.

Muñoz Ledo, expresidente del PRI, refiriéndose al clamor popular que daba a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano el triunfo en la elección presidencial de junio de 1988, repetía: “Con todo respeto, señor Presidente... Le preguntamos, ¿cómo va su gobierno a cumplir con el mandato supremo de respetar la voluntad popular?”.

“¡No, no hay derecho de interpelación! ¡Después del informe, todos los legisladores, en el seno de sus respectivas Cámaras, podrán hacer comentarios sobre el VI informe…!” insistía a toda voz Miguel Montes, presidente de la Mesa Directiva.
“¡Es una pregunta (la de Porfirio), no un comentario al informe presidencial!”, argumentaba desde su curul la senadora del Frente Cardenista Ifigenia Martínez.
“¡Nuestro derecho a intervenir es constitucional…!”, precisaba Muñoz Ledo mientras se acercaba a la tribuna.
Muñoz Ledo militó y fue candidato a diversos cargos en el PRI, el PRD, el PARM, el Partido del Trabajo y Morena.
Porfirio Muñoz Ledo interrumpió Informe de Gobierno de Miguel de la Madrid | Jorge Carballo

Como impulsados por una poderosa catapulta, políticos y funcionarios del PRI se pusieron de pie. Y Netzahualcóyotl de la Vega —quien estaba a poco más de un metro de Muñoz Ledo— recriminó: “senador, no se aproveche. senador, no se luzca”.

Y entonces, desde las galerías, desde la mayoría de los curules priistas emanó torrencial cascada de insultos, improperios y amenazantes llamadas de atención contra el senador cardenista.

Muchos integrantes del PRI olvidaron que se encontraban en el Salón de sesiones de la Cámara de Diputados, parecía que estaban en la calle. Su furia inconsciente cayó sobre Porfirio.

“¡Exhibicionista!”, le gritaban Enrique Burgos y Mario Niebla.
“¡Payaso!”, secundó Netzahualcóyotl de la Vega (quien posteriormente pediría que, por favor, no se publicaran los calificativos que le espetó al senador cardenista)

Nació el coro ¡traidor, traidor, traidor!

“¡Traidor... traidor!... Fuera, traidor!...”, coreaban desde galerías y curules los priistas, que también se entregaron a la tarea de aplaudir y gritar “¡México, México, México, México!” , para ahogar la voz del cardenista.

Lo vio pasar, con expresión apenada, Augusto Gómez Villanueva. Fidel Velázquez lo recriminó.

"¡Traidor!", le gritó Otto Granados. Lo insultó Miguel Borge Martín. Trató de interrogarlo Miguel Ángel Barberena. “¿Por qué?, ¿Para qué?”

Entre la furia, Muñoz Ledo abandonó el Salón de Plenos

Entonces, Muñoz Ledo —rodeado de fotógrafos, camarógrafos y reporteros nacionales y extranjeros— advirtió: “si no se me hace caso, me retiraré… ¡Si se nos niega el derecho a la palabra, abandonaremos este salón!”, casi frente a Miguel Montes y Miguel de la Madrid.

“Nos vamos!”. Dicho y hecho. Decidido, caminó hacia la salida, por el pasillo central del Salón de Sesiones.

Como legislador, Muñoz Ledo fue dos veces presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y aunque la historia se tardó tan solo 30 años, presumía a sus cercanos que “el más alto honor” que tuvo fue entregar la Banda Presidencial a Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, tras este hecho de acuerdo a uno de sus colaboradores, Víctor Domínguez, nunca volvió a tener contacto con el mandatario, a pesar de que ambos eran representantes de sus respectivos Poderes.

En los 90's, Muñoz Ledo fue diputado y candidato al gobierno de Guanajuato, pero perdió ante Vicente Fox, quien cuando llegó a la Presidencia lo invitó a participar en su gobierno, primero como coordinador de la Comisión de Estudios para la Reforma del Estado, y luego como embajador de México ante la Unión Europea.

Tras la elección presidencial de 2006 se convirtió en uno de los personajes más cercanos a López Obrador en su lucha por la presidencia legítima.

Fue uno de los arquitectos del llamado Frente Amplio Progresista entre el PRD, MC y el PT.

En 2017, el entonces jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera lo designó comisionado para la Reforma Política del Distrito Federal y secretario Ejecutivo de la Comisión Redactora del Proyecto de Constitución para la Ciudad de México.

Porfirio Muñoz Ledo, volvió a hacer historia al presentar la “primera gran Constitución del siglo XXI” que dio vida a la CdMx.

En 2018, tras entregar la Banda Presidencial y ser protagonista de la consumación del sueño de la izquierda y los movimientos sociales con la llegada de López Obrador a la Presidencia, volvió el Muñoz Ledo crítico que lo separó nuevamente del partido en el gobierno.

Como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados lamentó la “manera de legislar” de sus compañeros de bancada de Morena que sin leer iniciativas, dictámenes ni proyectos los aprobaban por unanimidad.

Muñoz Ledo militó y fue candidato a diversos cargos en el PRI, el PRD, el PARM, el Partido del Trabajo y Morena.
Porfirio Muñoz Ledo fue crítico de la 4T | Daniel Cruz

Muñoz Ledo fue un crítico de la creación de la Guardia Nacional. Participó por la presidencia de Morena, pero perdió ante Mario Delgado, acusando una elección de Estado por ser incómodo y crítico a la 4T. Acusó que pese a contar con el apoyo de sus correligionarios de Morena fue rasurado de las listas del partido para reelegirse como diputado. Sus últimos meses los pasó convocando a sus amigos a conformar un grupo para hacer frente a las decisiones autoritarias de la 4T.

En su cumpleaños 89, celebró con sus colaboradores y familiares y entre los acordes de los mariachis se dejó consentir, pero sin perder su estilo, “le dio una cátedra a los músicos, les pedía canciones y si no se las sabía les daba cátedra de la melodía”, recordó su cercano Víctor Domínguez.

Con Elisa Alanís confesó que el arrepentimiento es propio de la gente con espíritu crítico.

“Me arrepiento de la mitad de las cosas, pero ya no hay remedio. El arrepentimiento es propio de la gente que tiene un espíritu crítico. Como decía Diego Rivera, es una buena frase que me gusta: 'Nunca me he arrepentido de lo que he hecho, me he arrepentido de lo que no hice'. Es buena frase. Pude haber hecho más”, finalizó.

LG

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Israel Navarro
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  • Licenciado en Comunicación y Periodismo por la UNAM. Reportero de Grupo Notivox desde hace más de 10 años asignado a temas de política y crimen organizado.
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