En un paisaje cinematográfico cada vez más homogeneizado, donde los algoritmos dictan qué historias merecen contarse y el marketing determina qué películas merecen ser vistas, surge un festival que se atreve a preguntar: ¿y la voz del autor? ¿Aquel pulso único e intransferible que convierte una película en una experiencia y no en un producto?
Guadalajara tiene el Festival Internacional de Cine de Autor -FIC AUTOR- que no es solo un evento; es un manifiesto en acción que se celebra en la capital tapatía y Tequila, y que lleva nueve ediciones clamando en un desierto de burocracia y estrellatos: aquí solo importa lo que hay dentro del fotograma.
Está edición se celebrará del 20 al 23 de noviembre. Mientras otros festivales se llenan la boca hablando de diversidad e inclusión, a menudo con cuotas y políticas que, irónicamente, etiquetan y dividen, el FIC AUTOR practica una igualdad más radical y genuina: la del talento. Da igual si disparaste con una cámara Arri o una DSLR; si tu protagonista es un oscuro ganador de un Oscar o tu primo. Lo único que importa es la creatividad, la chispa de una visión personal que sea capaz de traspasar la pantalla. En una industria inundada de politiquería, su postura es un acto de purificación.
Detrás del FIC AUTOR hay un hombre que alguna vez empuñó una brocha de maquillaje en el set de "Apocalypto" de Mel Gibson y que, desde ahí, decidió que su historia también merecía ser contada.
Jerzain Ortega no es solo el fundador y director del FIC AUTOR. Es, antes que nada, un autor. Un cineasta experimental que se forjó a sí mismo en el yunque del bajo presupuesto y la obstinación creativa. Su filmografía –"Diary of a Misfit", "Telephone", "Lugubrious"– es un mapa de ruta de lo que este festival defiende: la idea de que los recursos no hacen la película, sino la mirada.
Además, cuenta con el talento de Rolando Ruiz, un productor en toda la extensión de la palabra que hace que los cineastas se sientan reyes con su trato.
Su metodología es tan transparente como exigente: cien por ciento de los filmes seleccionados provienen de las convocatorias abiertas. No hay invitados de honor que ocupen la cartelera por nombre. El FIC AUTOR no sigue los éxitos; los presagia.
Su alianza con Raindance Film School MX y la posibilidad para los seleccionados de impartir una masterclass, añade una capa esencial: la de la formación y la legítima aspiración de ser descubiertos por los ojos correctos. No es sólo un escaparate, es un trampolín.
Al celebrarse en lugares como en la mágica Santa Teresita Centro, el festival reafirma su compromiso con la experiencia cinematográfica en su sentido más sagrado: la comunión de una audiencia con una mirada única en un espacio dedicado.
El FIC AUTOR es, en esencia, la extensión lógica de la filosofía de vida de su creador: la creencia de que la creatividad puede compensar cualquier carencia material. Es un festival hecho a la imagen y semejanza de su fundador: austero en medios, pero gigante en ambición y en fe.
En un mundo que premia la uniformidad, el FIC AUTOR es un anillo –literalmente, su trofeo es un anillo– para los 13 autores que cada año eligen. Es un recordatorio de que, mientras haya festivales que crean en la mirada por encima del presupuesto, en la creatividad por encima de los contactos, el cine con alma firme seguirá existiendo.
La pregunta no es si puedes ser parte de este festival. La pregunta es: ¿tu mirada es lo suficientemente auténtica como para intentarlo?