GANADORES Y GANADOR: OMAR GARCÍA HARFUCH
Sin duda, el funcionario estrella de los primeros años del gobierno de Claudia Sheinbaum. Lo quisieron eliminar las huestes ultras del obradorato y le cerraron el paso a la jefatura de gobierno de la capital de forma tramposa a partir de pretextos más que de realidades. Le endilgaron responsabilidades familiares, de esas que no le ponen a muchos que ahí están incrustados pese al miasma donde se hunden.
García Harfuch decidió no confrontarlos en el mundo de las declaraciones –que controlan desde sus porril historia– sino en el de los hechos. Cambio sutil en el discurso pero brutal en las acciones, hay una notable baja en el número de homicidios que, aún con cifras manipuladas, si da mayor certidumbre que el aire caliente que llenaba las mañanas del sexenio anterior
GANADOR: MARCELO EBRARD
Era un cadáver político al término de la pantomima interna de MORENA que llevó a Claudia Sheinbaum –es un decir– a la candidatura. Padecía que Marcelo seguiría el camino de su maestro Camacho y eclipsaría ambiciones y talento. Sheinbaum lo situó en Economía esperando la tormenta que llegó. El regreso de Trump al poder pero ahora absoluto en los Estados Unidos ha dado un segundo aire a Ebrard. A veces cercano al ridículo y otras, con la serenidad requerida por la tormenta de epítetos, Ebrard Camina tranquilo y protagónico En este primer año.
PERDEDOR: ADÁN AUGUSTO LÓPEZ
Hermano de López Obrador en afecto y política, el ex gobernador y ex secretario de gobernación vive su caída luego de ser utilizado los primeros meses del sexenio. Conspicuo y mañoso como buen capo, Adán construyó una red de complicidades y subalternos que veían un sólo objetivo: el 2030. La realidad lo aplastó. Si bien no hay una sola prueba de su complicidad con el líder criminal que sentaba a su lado cada mañana mientras gobernó Tabasco, su responsabilidad política es inocultable. A eso, hay que agregar la mano amiga que ha filtrado los extraños movimientos económicos que ha tenido en su vida pública. Adán está acabado… por el momento.
PERDEDOR: GERARDO FERNÁNDEZ NOROÑA
Brutalmente inteligente, la habilidad de Noroña pasó a segundo término por su soberbia. El senador fue útil para acallar opositores en este primer tramo de la vida parlamentaria, pero el poder lo mareó como pocos. La combinación entre la pedantería y el ejercicio público mostraron la cara real de un político que perdió piso y posibilidades. Noroña aún piensa que puede ser presidente, no duden que acabe tomando posesión en un guiñol montado en su casa en Tepoztlán.
GANADOR: JOSÉ MERINO
Puerta adentro, el funcionario es temido por sus formas pero admirado por sus labores. Hacia afuera, luce más su tesón que lo ha puesto como uno de los cercanos a Claudia con mayor poder.
GANADOR: JESÚS RAMÍREZ CUEVAS
Sigue ahí, en el oído de Sheinbaum, en la misma función que tenía con López Obrador: creando enemigos y sembrando odio más en ajuste de cuentas personal que en construcción social. Su experta forma de manipular ha encontrado tierra fértil. Bien por él, mal por el país.
PERDEDOR: JENARO VILLAMIL
Y con él, todo el entramado mediático público. Millones Invertidos en propaganda para terminar erosionados y con sus propios propagandistas enfrentados, acusándose incluso de colusión con el crimen organizado. Ya no hablemos del ínfimo nivel de producción del SPR que no ha logrado éxito alguno. Cualquier medio profesional lo hubiera ya corrido por ineptitud, pero el gobierno no cesa leales.
PERDEDOR: EDUARDO CLARK
Ha hecho todos los esfuerzos para arreglar el problema del desabasto de medicamentos ocasionado por López Obrador y López Gatell, pero el daño es tan grande que el boquete solo puede repararse con un mea culpa que regrese la confianza de todos, incluidos los laboratorios que tienen enormes deudas sin pagar por parte del gobierno.
CLAUDIA SHEINBAUM
Sería fácil decir que ganó, el país parece que está mejor que en 2024, pero la clave está en la palabra “parece”: la economía está estancada, la deuda está en niveles récord, la infraestructura rota, los esfuerzos de combate a la corrupción del pasado reciente y que están dentro de su propio movimiento son opacados por las fuerzas de defensa a los corruptos y frívolos que están dentro de la 4T. Además, Claudia no es Andrés Manuel, su frialdad es funcional para ciertos aspectos de su gobierno, pero el desgaste diario de la mañanera y el pleito constante contra opositores y críticos están alimentándolos a ellos y degradando a la presidenta.
No se puede decir que sea un mal balance para ella, pero tampoco es el éxito total que se quiere vender.
Al contrario, es una enorme llamada de atención hacia lo que viene en el año dos. Llamada de atención para ella y la sociedad que se enfila a un régimen más cercano a lo autoritario que a la democracia.